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¿Es posible ser feliz en el trabajo? ¡Sí!, te damos la clave

El trabajo es tan solo una actividad de la vida, no toda la vida. Elegir bien te evitará dolores de cabeza.

¿Un buen salario? ¿Un cargo importante? ¿Reconocimiento? Beneficios adicionales? ¿Libertad de tiempo? ¿Amistad con los compañeros? ¿Oportunidades de promoción? ¿Estabilidad a largo plazo? ¿La conciliación de la vida laboral con la personal? Conseguir la felicidad en el trabajo es para algunos, más que una necesidad, una obsesión. Sin embargo, muy pocos la consiguen.

Es una paradoja, sin duda. Porque, en ese período que llamamos edad productiva, que podríamos decir que abarca desde la mayoría de edad (18 años, en promedio) hasta la de retiro (65 años), es prácticamente toda nuestra vida. Cada día de ese largo trayecto dedicamos entre 8-10 horas al trabajo, por cuenta propia (emprendedor o profesional independiente) o al servicio de otro (empleado).

En los últimos tiempos, sin embargo, si algo es claro es que la gente, la mayoría de la gente, en la mayoría de los países, NO es feliz en el trabajo. Los fenómenos conocidos como la renuncia silenciosa (aquella actitud de hacer estrictamente lo necesario y nada más) y de la gran renuncia (millones de personas que abandonaron sus puestos por voluntad propia) así lo demuestran.

El problema, ¿sabes cuál es el problema? Que, si bien hay algunas tendencias, si viene es posible establecer algunas causas comunes, no hay verdades absolutas. Es decir, no se puede llegar a conclusiones rotundas, contundentes. ¿Por qué? Porque cada caso es único, distinto del otro, porque cada empresa, cada negocio y cada persona son únicas y distintas de las otras.

¿Por qué sucede esto? Porque, seguramente lo sabes, eso que llamamos felicidad no es lo mismo para todos. De hecho, y si piensas un poco lo comprobarás, ese concepto de felicidad cambia a medida que crecemos. Es decir, en la niñez somos felices con un juguete, con un paseo, con un helado, pero cuando nos volvemos adultos esto ya no nos da felicidad, no la felicidad que queremos.

Y está bien, es inevitable porque la vida es eso, cambio, evolución. Cuando eres padre, por ejemplo, la felicidad es que tus hijos crezcan sanos y contentos, que puedan cristalizar sus sueños y que sean personas de bien. Felicidad también es pasar tiempo de calidad con aquellos que amas, gozar de buena salud, disponer de paz y tranquilidad. O, a lo mejor, dedicarte a hacer lo que amas.

Ahora, la pregunta del millón: ¿qué significa ser feliz en el trabajo?

Hay tantas respuestas posibles como seres humanos en el planeta, es decir, más de 8.000 millones de alternativas. Sin embargo, hay consensos. Por ejemplo, Alaíde Sipahi-Dantas, profesora del Máster en desarrollo del talento del Instituto de Formación Continua-IL3 de la Universidad de Barcelona (España), nos ofrece unas pautas que, sin duda, contribuyen a lograr una definición.

“Hay una felicidad hedónica, relacionada con la búsqueda de experiencias placenteras inmediatas”, dice. “Y hay una segunda, la felicidad eudaimónica, que está vinculada con la autorrealización y la realización de actividades conectadas con la virtud, el sentido y los valores personales”. Ambas son importantes, según la experta, pero esta última está más conectada con el ámbito laboral.

¿Por qué? Porque está relacionada con el aprendizaje, con el desarrollo personal, “aquel que nos ayuda a navegar las incertidumbres, miedos y dificultades de la vida laboral”. También afirma que esa felicidad en el trabajo es una responsabilidad compartida por la empresa y el trabajador. Es decir, se trata de una construcción conjunta, que está determinada por una variedad de factores.

Y menciona uno muy importante, que la mayoría no considera: “El bienestar. Más que felicidad, lo que se requiere en el trabajo para que este espacio nos brinde buenas experiencias es bienestar”. ¿Te sorprende? “La felicidad en el trabajo no debe considerarse como una experiencia puntual de placer y más como un factor relevante dentro de la cultura organizacional”, explica Sipahi-Dantas.

Entonces, aparece un elemento que muchas veces pasa inadvertido y que subordina a otros como el salario, el cargo, el reconocimiento o las oportunidades. ¿Sabes cuál es? La calidad de las relaciones que estableces con tu entorno laboral. Según la experta, “La clave está en fomentar una visión significativa del futuro, un sentido de propósito y excelentes relaciones”. ¿Tú qué opinas?

Una de las quejas frecuentes de los empleadores a la hora de contratar personal joven es que, dicen, “para ellos ir al trabajo es como ir al club social: van con la idea de reunirse con los amigos”. Y, claro, el trabajo no es eso. Que tengas relaciones de calidad con tus compañeros de trabajo no es ser amigos, no es salir a comer juntos, no es invitarlos a tu casa, no es ir a bailar los viernes.

Todo eso es posible y está bien, siempre y cuando no sea el motivo por el que elegiste ese trabajo. De lo que se trata es de crear y cultivar vínculos de confianza, de colaboración, de responsabilidad y de compromiso que sirvan de base para crear un ambiente propicio para que cada uno de los empleados desarrolle su potencial y, juntos, cumplan con los objetivos de la empresa o negocio.

El asunto es que el concepto de felicidad y el de productividad en el trabajo están estrechamente ligadas. Y nos dicen que van de la mano. Por ejemplo, un estudio realizado en 2021 por la Universidad de Warwick (Coventry, Inglaterra), estima que los trabajadores felices son un 12 % más productivos. También se ha establecido que el índice de felicidad fortalece la lealtad del empleado.

Otro estudio, de la London Business School, tomó los cien mejores lugares para trabajar en Estados Unidos y los rastreó durante 25 años. “Su conclusión fue que los mejores lugares para trabajar aumentan el valor de sus acciones en un 50 % en relación con los demás”, explica la experta. ¿Y sabes por qué? Porque ser felices en el trabajo es clave para lograr éxito profesional.

¿Qué factores impactan de manera positiva a la felicidad en el trabajo?

1.- El clima laboral.
Canales de comunicación abiertos, de doble vía y honestos son fundamentales. Que el trabajador se sienta comprometido, recompensado y, sobre todo, valorado. Evitar cualquier tipo de bullying

2.- Facilitar la conciliación.
En especial después de la pandemia, el trabajador quiere disponer de más tiempo libre y, sobre todo, que el trabajo no se convierta en un obstáculo para estar con aquellos a los que ama

3.- Desarrollo personal.
Implantar planes de carrera, con condiciones y recompensas claras, es crucial para mantener arriba la motivación del trabajador. Es crucial que el trabajador sepa que se valora su aporte a la empresa

4.- Salario competitivo.
Es un factor que cada vez pesa menos, pero que no pierde importancia. Tanto el salario monetario como el emocional. La conciliación y la flexibilidad son un excelente complemento del dinero

5.- Programas alternativos.
Acceso a beneficios como comida, transporte, guardería, préstamos o formación son muy bien percibidos por los trabajadores, en especial cuando de ellos se nutre el resto de su familia

Ahora, regresemos al punto crucial: no se puede ser feliz en la vida, si no eres feliz en el trabajo, y viceversa. Lo que sucede en el trabajo, para bien o para mal, se traslada y manifiesta en tu vida personal, así como los problemas que sufres fuera de la empresa llegan hasta allí tarde o temprano. La clave es entender que somos seres humanos que cumplimos facetas diferentes.

También es importante que entiendas que esa felicidad que esperas vivir en el trabajo surge de ti. Todo, absolutamente todo lo que recibes en la vida (personal o laboral) es reflejo de lo que hay en tu interior. Entonces, si no eres feliz en tu trabajo, antes de mirar a un lado a tus compañeros o a tu jefe, párate frente al espejo y, con humildad y honestidad, pregúntate qué es lo que sucede.

No hay fórmulas, está claro. Como decía el poeta, “se hace camino al andar”. ¿Eso que significa? Que cada uno debe construir su camino. ¿El secreto? Hacer lo que te gusta o, dicho de otra forma, dedicarte a una actividad que esté estrechamente ligada a tus dones y talentos, a tu pasión y, en especial, a tu propósito de vida. Que sea algo que quieras hacer todos y cada uno de los días de tu vida.

La felicidad no es un destino, sino la experiencia que vives a lo largo del viaje, de la aventura. Por lo tanto, tú y solo tú sabes qué te hace feliz. Y otro aspecto ya mencionado: lo que recibes de la vida es directamente proporcional a lo que tú le das a ella. Si no estás conforme, debes explorar en tu interior cuál es el motivo que provoca esa insatisfacción y, por supuesto, solucionarlo.

Te invitamos a ver este corto video, de la Metáfora de la naranja, del escritor Wayne Dyer. Quizás te ayudar a descubrir qué hace falta para encontrar la felicidad en el trabajo. Y te dejamos un último pensamiento: el trabajo, aunque le dediques más de la tercera parte de tu tiempo cada día, es tan solo una de las facetas de la vida, no la vida completa. Es decir, ¡vive y disfruta la vida!

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