Descubre 6 usos de la AI que puedes darle en tu empresa o negocio:
“Ten cuidado con lo que deseas, porque puede cumplirse” es una frase que las abuelas solían decir, en especial en esas ocasiones en las que las emociones nos dominan. Durante años, ¿o décadas?, los seres humanos nos deleitamos viendo en acción los robots y otras maravillas de la tecnología en las series y películas de ciencia ficción: anhelábamos disfrutarlas en persona.
Bien, mucho antes de lo que creíamos, ese momento llegó. Sin embargo, y esta es una de esas circunstancias que son difíciles de explicar, la irrupción de robots, chatbots y de la inteligencia artificial (AI) no nos produjo la felicidad que esperábamos. De hecho, para el común de las personas, para la mayoría de las personas, son algo invasivo que ha generado rechazo.
Buena parte de la responsabilidad de esa mala experiencia la tienen las redes sociales, por un lado, y varias entidades con las que debemos lidiar constantemente, como bancos y empresas estatales. ¿Por qué? Porque la calidad de la experiencia que nos brindan no es buena. En el caso de estas últimas, es odiosa, impersonalizada y, lo peor, casi nunca revuelve problemas.
Mal haríamos, sin embargo, en satanizar estos formidables avances de la tecnología que, bien utilizados, son excelentes aliados de empresas y usuarios. El problema es que nos quedamos con la punta del iceberg, sin darnos cuenta de que bajo la superficie hay más, mucho más. Y que ese más es increíblemente poderoso y que, así mismo, nos brinda grandes beneficios.
Parte del problema es que quizás no sabemos a ciencia cierta en qué consiste la inteligencia artificial. En palabras simples, es la combinación del análisis de datos de gran volumen, lo que conocemos como big data, y automatización. Mejor dicho, son datos que, interpretados de la manera adecuada, nos permiten obtener información valiosa para convertirla en acciones.
Lo que mucha gente desconoce, o ha olvidado, es que no es algo nuevo, en el estricto sentido de la palabra. ¿Por qué? Es algo que se hace desde hace mucho tiempo, solo que ahora ya no es una tarea de los humanos, sino de las máquinas. ¡Como en las películas de ciencia ficción! La diferencia es que ahora se analizan y procesan volúmenes de información monstruosos.
En el pasado, en el siglo pasado, esta tarea se cumplía de manera manual. Era, por ejemplo, lo que se hacía con las encuestas telefónicas o puerta a puerta para conocer las necesidades de los usuarios. Luego, esa información se tabulaba, primero a mano y luego en tablas de Excel, para extraer la información importante. Era un método riesgoso, con alto margen de error.
Además, costoso, porque involucraba a muchas personas, y demorado. Sin embargo, en aquel momento no había otra opción, no había más herramientas disponibles. Hoy, en cambio, la mayoría de la información se recoge sin necesidad de mover un dedo: a través de internet. Porque allí, en la red, se hace realidad aquello de que “Nada está oculto a los ojos de Dios”.
Todo, absolutamente todo lo que haces o públicas en internet, queda registrado. Aunque más tarde lo elimines, siempre permanecerá en algún lugar, en las oscuras profundidades de la red. Y hasta el más inocente clic, incluido alguno que hayas dado por error, queda inscrito. Ese es, precisamente, el punto de partida de la AI: medir tendencias, determinar comportamientos.
Así, entonces, la AI es aplicable a diferentes tareas y departamentos de una empresa: ventas, diseño de productos, producción, formación, selección de personal, servicio al cliente, en fin. De hecho, hay muchos negocios, pequeños, medianos y grandes, que utilizan la AI desde hace tiempo y obtienen grandes beneficios. La industria de los restaurantes es un claro ejemplo.
Si eres un usuario de los productos de Apple, seguramente disfrutas de Siri, su asistente de voz, que realiza diversas tareas en todos los dispositivos. Esa es inteligencia artificial: en vez de ejecutar algunas acciones con los dedos o con el mouse, Siri lo hace por ti a través de la voz. A simple vista parece un sencillo juego de niños, pero tras bambalinas es mucho más que eso.
Las recomendaciones que Netflix te hace, si tienes suscripción a este servicio, también están basadas en la AI. Hay un poderoso software que almacena y registra la información acerca de las películas y series que ves y luego te sugiere algunas similares. Te evita la búsqueda o, peor, perdértelas, gracias a que hay un robot que está pendiente de tus preferencias 24/7/365.
Ahora, es muy probable que te preguntes “¿Por qué en mi negocio o empresa debo hacer uso de la inteligencia artificial?”. Hay dos razones muy poderosas: la primera, porque tu competencia seguramente ya la utiliza; la segunda, porque es la mayor y más fidedigna fuente de información de calidad. Y sabes, seguramente, que quien tiene la información, tiene el poder…
¿Para qué sirve esta información? Para ejecutar una de las acciones más difíciles a las que se enfrentan los empresarios: tomar decisiones acertadas. La gran ventaja de la información que surge de la AI es que te permite tomar decisiones conscientes y, sobre todo, racionales, es decir, sin el concurso de las caprichosas y traviesas emociones. ¡Toda una revolución!
Desde hace años, por ejemplo, las empresas de selección de personal respaldan sus procesos en la información que arroja la AI. Una de ellas es Deloitte, que también la emplea en la formación de sus empleados. No es que los robots hayan sustituido completamente a los seres humanos que antes hacían esa labor, sino que les ayuda, les brinda un apoyo invaluable.
En términos de ahorro de tiempo, de ahorro de dinero, de precisión de la información, de fidelidad de los datos, de interpretación desapasionada. De nuevo: se reduce el margen de error considerablemente. Por supuesto, sabes cuán costoso puede resultarle a una empresa un pequeño error de interpretación en el volumen de compras requerido o en el inventario.
La premisa fundamental para determinar si tu negocio o empresa necesita la aplicación de la AI es saber si allí se dan conductas o comportamientos repetitivos. Un ejemplo: un call center recibe cientos o miles de llamadas diarias, pero muchas de ellas buscan la misma respuesta. Si es así, si al menos el 40 % de las consultas apuntan a lo mismo, entonces, la AI es pertinente.
Otro escenario conveniente para la inteligencia real son aquellos negocios en los que se toman decisiones en tiempo real. Para el ser humano es prácticamente imposible la recopilación y el procesamiento de los datos a esa velocidad y, sobre todo, con tal exactitud. La clave del éxito está en establecer un objetivo específico antes de implementar esta poderosa tecnología.
¿Qué quieres medir, interpretar o conseguir? ¿Clientes más rentables? ¿Mayor volumen de ventas? ¿Elevar el índice de satisfacción de tus clientes? ¿Reducir el inventario? ¿Predecir el pico de demanda del próximo semestre? ¿Bajar los costos de producción y/o de operación? Una vez establecer el objetivo, puedes saber si ese es un escenario conveniente para la AI.

Estos son algunos de los usos reales que puedes darle a la AI en tu empresa o negocio:
1.- Conocer a tu cliente.
Los seres humanos, no lo olvides, somos animales de costumbres. Ejecutamos las mismas acciones una y otra vez, mil y una veces. La AI te da la posibilidad de descubrir patrones que, de manera manual, son prácticamente imperceptibles. Te sorprenderá la cantidad de datos e información valiosa que te brinda con tan solo analizar lo que hace cuando visita tu web.
2.- Predecir las ventas.
A los seres humanos, a todos, nos encantaría tener el superpoder de predecir el futuro, de anticiparnos a él. En el ámbito de los negocios, esto ya es una realidad gracias a la AI. ¿Cómo? A través del seguimiento del comportamiento del mercado, de un segmento específico del mercado (por ejemplo, mujeres entre 20 y 35 años). Son las reconocidas tendencias.
3.- Prescribir estrategias.
Aquella predicción de “Vas a vender más este año” quedó enterrada en el pasado, obsoleta. Hoy, gracias a la AI, lo que se estila es determinar qué clase de productos o servicios se van a vender más en función de los clientes que tiene un negocio o empresa, y su comportamiento. Esta información no solo es muy poderosa, sino muy valiosa: te indica en qué debes invertir.
4.- Detectar nuevos clientes.
Más clientes, la bendita obsesión de tantos en el mercado. Un sueño que la AI hace realidad y con un plus: no solo más clientes, sino mejores clientes. ¿Cómo lo hace? Recolectando los datos de su comportamiento en internet, clasificando e interpretando la información. Así, se percata de tendencias, se anticipa a los deseos de esas personas y para darles lo que quieren.
5.- Patrones de recomendaciones.
Esta es una de las tareas básicos de los odiados (y odiosos) algoritmos de las redes sociales. En función de las publicaciones que haces, de a cuáles les das like, de a qué personas o empresas sigues, te recomienda similares. Y de la misma forma les da acceso a tus publicaciones a tus amigos y conocidos que en el pasado han mostrado interés en algún tema específico.
Como ves, en el tema de la inteligencia artificial es muy grande la porción del iceberg que está sumergida, que tú no ves. Hay muchos otros usos y aplicaciones poderosos, algunos apenas en ciernes, y muchos más vendrán en el futuro. Por eso, no odies a los robots por el síndrome de Terminator: más bien, aprende sobre ella, impleméntala, utilízala y, sobre todo, rentabilízala.