Hidratarse es una necesidad vital. Todos los órganos del cuerpo, desde las células hasta el cerebro, requieren el líquido.
El cuerpo humano es la máquina más maravillosa que existe, ¿lo sabías? Podemos llevarla a límites que, en condiciones normales, se nos antojarían descabellados. Por ejemplo, un ser humano puede aguantar hasta 6 semanas sin comer. Increíble, ¿cierto? Es por eso que luego de un desastre natural es posible hallar sobrevivientes varios días después, felizmente.
Por supuesto, por favor, no hagas una prueba, porque podrías causar daños severos en tu cuerpo. Es una máquina perfecta, pero su bienestar depende de cuánto la cuides. Además, y esto es algo que no se puede olvidar, también es una máquina delicada, que puede dañarse si sobrepasas sus límites, si la expones a peligros o situaciones para las que no está preparado.
Quizás sabes que el 60 por ciento del cuerpo está compuesto por agua. Mientras, ese nivel sube al 70 por ciento en el cerebro y al 90 por ciento en los pulmones, órganos vitales. Por eso, en el mejor de los casos, un ser humano está en capacidad de soportar máximo una semana sin ingerir agua. El problema es que en ese tiempo el deterioro de sus funciones es notorio.
Es probable que lo hayas sufrido alguna vez en las vacaciones, si te expusiste demasiado al sol inclemente y a las altas temperaturas. O cuando practicas deportes como el ciclismo, que exige mucho esfuerzo físico, y de pronto sientes lo que los ciclistas llaman la pálida. Sientes que te quedas sin fuerzas, te da un fuerte mareo y, eventualmente, la vista se pone borrosa.
En promedio, en condiciones normales, el cuerpo consume y necesita reponer de 2 a 3 cuartos de galón de agua al día. Son más o menos 3 litros, como mínimo, que debes beber a diario. Sin embargo, y esta es una contradicción que se antoja inexplicable, nunca nos enseñaron la importancia de la hidratación. ¡El agua es un combustible vital para el cuerpo humano!
Sí, estamos acostumbrados a beber líquidos cuando sube la temperatura o si vamos al gimnasio o salimos a practicar algún deporte. Pero, esa creencia implica un riesgo, ¿lo sabías? La verdad es que una adecuada hidratación, todos los días, a lo largo del día, permite el correcto funcionamiento de tu cuerpo. Sin importar cuáles son las condiciones externas.
En otras palabras: el cuerpo nos exige estar bien hidratados todo el tiempo, sin importar la temperatura u otras condiciones climáticas, sin importar si estás en la casa, en el trabajo o en el gimnasio o un campo deportivo. ¿La razón? El agua interviene en el transporte de los nutrientes a las células, facilita la digestión y regula la temperatura corporal, entre otras funciones.
Así mismo, contribuye a mantener la salud y el buen aspecto de la piel, que se reseca y curte con el viento y el sol. La premisa es que una persona común requiere alrededor de 2,5 litros de agua cada día para mantener hidratado el organismo y compensar la pérdida de líquidos que se produce al realizar las diversas funciones corporales: orina, respiración, sudoración y heces.
Estos son algunos beneficios que te ayudan a conservar bien tu cuerpo y tu salud cuando te hidratas adecuadamente. Veamos:
1.- El adecuado transporte de nutrientes y oxígeno a todas las células
2.- Convertir los alimentos que consumes en la energía que requieres
3.- Lubricar las articulaciones para evitar su prematuro desgaste y dolores incómodos y limitantes
4.- Regular la temperatura corporal, en especial cuando las condiciones son extremas
5.- Proteger y amortiguar los órganos vitales
Quizás te parezca que esos beneficios son normales, pero en realidad son extraordinarios. Recuerda: el agua es el combustible que permite que tu cuerpo funcione de manera adecuada. El corazón necesita agua para mantener la presión arterial en los límites convenientes; los riñones, para ayudarlos a eliminar toxinas y los músculos, para no sufrir dolorosas lesiones.
Esta moneda, sin embargo, tiene otra cara: la negativa.
¿Qué sucede en tu cuerpo cuando el consumo de agua es inferior al requiero o, peor, no consumes líquido?
1.- Se produce una mala circulación de la sangre, lo que deriva en un déficit de absorción de los nutrientes, tienes menos energía y, por último, generas daños irreparables en órganos vitales
2.- Una mala hidratación se manifiesta a través de la permanente sensación de cansancio, bruscos cambios del estado de ánimo e irritabilidad
3.- Disminución de la capacidad cognitiva, que se traduce no solo en dificultad para aprender, sino también en una notoria baja del nivel de productividad y desempeño en las actividades diarias
Las manifestaciones más comunes son el dolor de cabeza, sensación de cansancio continuo, estreñimiento y orina de color fuerte. Cuando se llega a esto es, simplemente, porque el cuerpo ya se deshidrató, es decir, dispone de menos agua de la que requiere. Con un poco de consumo desaparecerán, pero la repetición del mal hábito podrá generar enfermedades.
Tampoco es bueno consumir líquidos en exceso. ¿Por qué? Beber agua de más puede provocar la disolución de las sales corporales, llamada hiponatremia. Los síntomas son confusión, desorientación, dolor de cabeza, sensación de enfermedad, vómitos, calambres musculares y descoordinación. Si es muy grave, puede derivar en coma, fallo cardíaco o incluso, la muerte.
Otro tema, cada vez más preocupante, es que nos acostumbramos a consumir bebidas que no son convenientes, que no son las que tu cuerpo necesita. En vez de hacer bien, provocamos un mal. Son, por ejemplo, las bebidas azucaradas, que cualquier persona debería eliminar de su plan de alimentación, y las bebidas energizantes, que no son tan buenas como nos decían.
Una buena hidratación, aquella que garantiza salud y bienestar, está determinada por el consumo de agua pura o, en su defecto, las infusiones de hierbas naturales como té (verde o en otra manifestación), yerbabuena, manzanilla, valeriana, menta o jengibre, entre otras. Elige más que más te guste, mézclala con agua a tu gusto (fría o caliente) y consúmelas sin azúcar.
Son una multitud de beneficios de la hidratación, si lo haces de manera consciente y adecuada. Una buena hidratación es aquella que le brinda a tu cuerpo el agua necesaria ANTES de que la requiera. Por ejemplo, antes de la rutina del ejercicio, antes de que la temperatura mine tus energías. Como al automóvil: le cargas combustible antes de que se termine y te deje varado.
Y esto, justamente, es lo que no nos enseñan. Somos reactivos, es decir, bebemos líquido cuando ya el cuerpo está al límite, no antes, con el fin de evitar llegar a situaciones extremas. Para conseguir ese objetivo de una hidratación adecuada, es imprescindible beber agua por períodos intermitentes a lo largo de todo el día. Aunque no sientas sed, aunque no haga calor.
Es fácil cuando estás en casa o en la oficina, pero, ¿qué ocurre cuando tienes que movilizarte? Lo que hace la mayoría es dejar de hidratarse, que no es una buena decisión. ¿Entonces? Entonces, hay que adquirir el hábito de llevar la bebida contigo. ¡A todas partes, a cualquier parte! Eso sí, que preferiblemente sea agua pura y que el envase NO sea contaminante.
Porque a veces, muchas veces, por un lado hace un bien, hidratarnos, y por el otro, un mal: contaminamos el planeta con botellas de plástico de un solo uso. Por si no lo sabías, cada año al menos 6,4 millones toneladas de residuos tóxicos acaban en el mar. Y de ellos, entre el 60 % y el 80 % son plásticos. ¡El daño ecológico es inconmensurable, un daño irreparable!
El dato, de la asociación ambiental italiana Legambiente, es dramático. Y lo peor, ¿sabes qué es lo peor? Que es un daño que los seres humanos estamos en capacidad de evitar. El problema es que todos esperamos que sea el otro el que dé el primer paso. Y nadie lo da, tristemente. Así, el daño es cada vez mayor, avanzamos en una terrible carrera sin retorno.
Organizaciones ambientalistas consideran que, si no tomamos acciones efectivas, en 2050 el volumen de desechos plásticos en el mar superará el de los peces. Hoy, tristemente, la mayoría de las especies marinas consumen más microplástico que el alimento que necesitan. Así, no solo la supervivencia de esas especies está en riesgo, sino también la de la humanidad.
Nuestro organismo pierde agua constantemente: al respirar, al sudar, al orinar y al evacuar. Mediante estas acciones, el cuerpo pierde una media de entre 2 y 2, 5 litros diarios de agua, una cantidad que se incremente con la temperatura o el ejercicio, por ejemplo. Aunque no perdemos únicamente agua: también, sodio, potasio, calcio, flúor y otros electrolitos.
Y todos son necesarios para el cuerpo, para su buen funcionamiento, para la salud. En promedio, el cuerpo humano es un 60-65 % de agua, una cifra que tenemos la responsabilidad de mantener para evitar síntomas, enfermedades o, en el peor de los casos, la muerte. Para terminar, te dejamos estos datos, que sin duda te ayudarán a entender este crucial tema:
Los siguientes son los porcentajes de agua en el cuerpo humano por cada órgano:
– Entre el 80 y el 90 % de la sangre es agua
– La piel contiene entre un 70 y 75 % de este líquido
– El corazón, el hígado y los riñones, entre el 70 y el 80 %
– Los pulmones, alrededor del 85 %
– Los huesos contienen un 22 % de agua
– Los músculos, entre un 70 y 75 %
– El cerebro está formado por agua en un 75-85 %
– El tejido graso presenta un 10 %
– Los ojos están compuestos de agua en una proporción de 90-95 %
Quizás alguna vez escuchaste aquella manida frase de “El agua es vida”, pero quizás no le prestaste la atención adecuada. Hoy, tras leer estas líneas, ojalá hayas entendido que “el agua es tu vida”, que tu vida depende del consumo de agua. El cuerpo humano es una máquina perfecta, pero, no lo olvides, también es una máquina delicada que requiere cuidados.
Un comentario