Siempre fueron parte del problema y ahora muchos quieren ser parte de la solución, impulsados por sus huéspedes.
¿Sabes cuál es el destino preferido de los viajeros, especialmente en época de vacaciones? ¿Montaña? ¿Playa y mar? ¿Nieve? ¿Ciudades con múltiples opciones para distraerse y descansar? La verdad, la respuesta es tanto “Todas las anteriores” como “Ninguna de las anteriores”. Y no, no es una contradicción. ¿Por qué? Porque hoy la prioridad no es la geografía, sino el propósito.
¿A qué nos referimos? Desde hace años, y cada vez más después de lo sucedido con ese duro período que fue la pandemia provocada por el COVID-19, el destino no importa: montaña, playa y mar, nieve o ciudades cargadas de distracciones son una buena opción para los viajeros. Son una buena opción siempre y cuando cumplan con una característica no negociable: SOSTENIBILIDAD.
Lo dicen tanto las búsquedas que realizan los viajeros en internet, durante el proceso en el que eligen el lugar donde se irán a descansar, como las exigencias que realizan a los hoteles en esos lugares. En un comienzo, hace algunos años, era una tendencia novedosa, un raro pedido de los conservacionistas: hoy, sin embargo, la gran mayoría de turistas se inclina por la SOSTENIBILIDAD.
Es un propósito tan fuerte, que los turistas están dispuestos a sacrificar algunas comodidades a cambio de prácticas sostenibles comprobables de los hoteles en los que se hospedan. Y la verdad es que hay muchos hoteles, incluidas grandes cadenas, que desde hace años entraron en esta onda sostenible e implementaron una serie de medidas para mitigar el daño al medioambiente.
El ‘Informe de Viajes Sostenibles de 2023’, elaborado por Booking.com a partir de encuestas a más de 33.000 personas de 35 países (EE. UU., México, Brasil, Colombia, Canadá, España, Australia, Italia y Argentina, entre otros), arroja cifras reveladoras. De hecho, tres cuartas partes (73 %) creen que hay que tomar decisiones más sostenibles para salvar el planeta para las generaciones futuras.
Estas son algunas de las conclusiones más relevantes del informe:
1.- Un 79 % de los viajeros afirman que quieren viajar de manera más sostenible en el próximo año. Por otro lado, un 80 % sostiene que la crisis energética mundial y el alto coste de la vida están alterando sus planes de gastos. Para algunas personas que viajan, son factores excluyentes
2.- El 58 % de los viajeros cree que las opciones de viaje más sostenibles son muy costosas. En contraste el 39 % está dispuesto a pagar más por viajes sostenibles. Es, también, un terreno en el que hay mucho camino por recorrer con el fin de que esta opción sea cada vez más atractiva
3.- El 74% de la comunidad viajera apaga el aire acondicionado cuando no está en la habitación. Este número indica un 43 % más que en 2022, lo que muestra que se están adoptando hábitos conscientes. Así mismo, un 66 % reutiliza la misma toalla varias veces (+40% con respecto a 2022).
Comenzó como una tendencia y hoy es una opción, al punto que se habla de “hoteles sostenibles” y de “hoteles con responsabilidad ambiental”. Y, para ser honestos, esta industria es una de las que mayor compromiso real, representado en acciones efectivas, realiza por el medioambiente. Acciones que, por fortuna, se extienden a preservar la calidad de los servicios que se prestan.
Ahora, ¿qué es un hotel sostenible? Veamos la definición que nos ofrece el Instituto de Sostenibilidad Turística (ISTur), de España: son “Alojamientos que, independientemente de su clasificación, categoría, ubicación y/o tipo de operación, tienen como base de su diseño y gestión los principios económico-estratégicos, medioambientales, sociales y culturales”.
Quizás eso no te diga mucho, pero hay más: “Se definirán también como hoteles sostenibles aquellos alojamientos que, aun no habiendo sido diseñados en sus inicios como tales, están tomando medidas adecuadas para cumplir los requisitos propios de la sostenibilidad”. Es decir, cualquier hotel, independientemente de su antigüedad o instalaciones, puede ser sostenible.
Ahora, también es necesario aclarar que el concepto de los “hoteles sostenibles” va más allá de solo tener en cuenta aspectos medioambientales. También incluyen los culturales y sociales del lugar donde se encuentran. ¿Eso qué significa? Que es imprescindible que haya conexión con las comunidades locales, todas, con el fin de que no haya cabos sueltos, de que no haya exclusiones.
¿Cuáles son las características de un “hotel sostenible”?
1.- Uso de energías renovables.
El consumo eléctrico, la refrigeración y la climatización generan altas emisiones de gases, un problema que se evita con el uso de energías renovables. Los paneles fotovoltaicos son la solución más común, pero no la única: hay hoteles que emplean la energía geotérmica (calor que proviene de la tierra)
2.- Iluminación LED.
Quizás tú mismo utilizas estas rendidoras bombillas en tu casa u oficina. Son más eficientes porque irradian menos calor que las convencionales y, por lo tanto, requieren menos energía para brindar la misma cantidad de iluminación. Las bombillas LED son entre 40 y 60 % más eficientes
3.- Sistemas de aprovechamiento del agua.
Una acción fundamental: la purificación del agua, el aprovechamiento del agua lluvia, para reutilizarla en diversas labores como regar los jardines y zonas verdes de los hoteles. El uso de gritos ahorradores también es necesario, lo mismo que la concientización de los clientes
4.- Reducción y reutilización.
En especial, de plásticos y otros elementos de un solo uso que, ya lo sabemos, casi siempre terminan en los mares, otras fuentes hídricas y ecosistemas y las contaminan. Vasos y otros envases, toallas y más implementos que puedan ser sustituidos por productos ecoamigables
5.- Comprar productos locales.
Es una tendencia cada vez más utilizada por los hoteles. En vez de utilizar productos que son traídos desde destinos lejanos, con un alto costo para el medioambiente, se adquieren los que se producen en la ciudad, región o país. Así, se contribuye también a impulsar la economía
6.- Reciclaje de residuos.
La recogida selectiva de residuos, en especial de los orgánicos, es una práctica que poco a poco se extiende en los hoteles. Esta, por si no lo sabías, es una de las acciones que mayor impacto positivo genera en el medioambiente, así que es una de las que no debería faltar en un hotel sostenible
7.- Movilidad sostenible.
Cada vez son más comunes los megahoteles construidos en terrenos interminables, en los que los turistas tienen que recorrer grandes distancias para acceder a ciertos lugares o servicios. Es la excusa perfecta para promover los senderos peatonales, el uso de bicicletas o vehículos eléctricos
8.- Menús saludables.
En especial, los veganos o vegetarianos. Son opciones cada vez más elegidas por personas de todas las edades interesadas en adquirir hábitos saludables y/o evitar ser un eslabón más de la cadena de alimentos de origen animal. Este restaurante no puede faltar en un hotel sostenible
9.- Reductores del flujo de agua.
“Con lo que no nos cuesta, hagamos fiesta”, reza un popular dicho. Y sí, lamentablemente, hay muchos turistas que son descuidados y hasta irresponsables con los recursos que los hoteles ponen a su disposición. ¿Lo mejor? Nadie notará la diferencia y tú ahorrarás dinero y agua
10.- Reciclaje de papel.
Una acción sencilla, fácil de implementar, que a largo plazo se traduce en resultados positivos para el medioambiente y, claro, para las finanzas de la empresa. A la hora de comprar, así mismo, elige el papel reciclado, hecho a partir de papel usado o cartón. Los árboles agradecerán este gesto
Por supuesto, hay otras características, algunas de las cuales son particulares de cada hotel, de cada país. Sin embargo, lo importante es que, sin importar si es un hotel boutique, uno pequeño o el megahotel de una poderosa cadena, todos estés conectados con esta acciones destinadas a proteger el medioambiente. Si no entras en esta corriente, tus huéspedes te lo cobrarán.
La clave del éxito de este propósito medioambiental de los hoteles requiere que se involucre a los huéspedes. Es lógico, ¿no? Si ellos son parte del problema, es justo y necesario que también hagan parte de la solución. Además, incorporarlos en estas acciones es también el camino más seguro para educarlos, para invitarlos a crear los hábitos requeridos y que sean conscientes del problema.
De hecho, en este campo se han dado avances que, si bien no son suficientes, sí son alentadores:
Más de las tres cuartas partes (77 %) afirma apagar las luces y electrodomésticos del alojamiento cuando no está allí, mientras que casi la mitad (45 %) ahora recicla la basura cuando viaja. Y, lo que es todavía más prometedor, las personas que viajan están tomando medidas para adoptar decisiones conscientes sobre las vacaciones, que van más allá de estos microhábitos cotidianos.
Cuando se trata de transporte, el 43 % planifica sus visitas turísticas de tal manera que pueda caminar, montar en bicicleta o usar el transporte público, mientras que el 43 % viaja fuera de la temporada alta a fin de evitar las aglomeraciones. También hay consenso entre las personas que viajan sobre el mantra de “compra en la zona” durante las vacaciones: el 43 % elige esta opción.
Según Unicef y la Organización Mundial de la Salud (OMS), 2.100 millones de personas, la cuarta parte de quienes habitamos la Tierra, carecen de acceso a servicios de agua potable gestionados de manera segura. Igualmente, 4.500 millones de personas carecen de servicios de saneamiento seguros, lo que se traduce en la muerte de 340.000 menores de 5 años cada 12 meses.
La potencial escasez del agua no es el argumento de una película de ficción (como lo fue Mad Max en los años 90), sino una realidad cada vez más cercana. El problema, ¿sabes cuál es el problema? Que lamentablemente muchas personas y empresas (como los hoteles) no toman conciencia de la magnitud del daño provocado al medioambiente y, peor, tampoco son responsables de sus acciones. Por eso, los consumidores (recuerda aquello de “el cliente siempre tiene la razón”) tenemos la obligación de tomar medidas. ¿Cuáles? Elegir las empresas (hoteles, por ejemplo) que sean sostenibles y desechar, vetar, las que con sus acciones contribuyen a dañar el planeta. Este es uno de esos casos en los que la indiferencia y el silencio son más dañinas que las acciones conscientes.