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Día Mundial de la Obesidad: ¿Cómo tomar conciencia? / Un enemigo implacable

Más de mil millones de personas, el 12,5 % de la población mundial, sufre obesidad, un mal que desde 1975 triplicó sus cifras.

La obesidad es un problema de peso, al punto que, en 2021, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la declaró como una enfermedad “con carácter de epidemia mundial”. Y no es para menos, pues la obesidad crece sin parar y ya afecta a 650 millones de adultos, 340 millones de adolescentes y 39 millones de niños. Y en 2025 otros 167 millones de personas la padecerán.

¿Te diste cuenta del detalle? 650+340+39 = 1.029 millones, es decir, una octava parte de la población del planeta sufre obesidad. ¿Si esa no es una epidemia global, una nueva pandemia, entonces qué es?

Las tasas de obesidad en el mundo casi se han triplicado desde 1975 y han aumentado casi cinco veces en niños y adolescentes. Es un mal que afecta a personas de todas las edades de todos los grupos sociales en la región de las Américas, principalmente, aunque está presente en todo el mundo.

¿Obesidad o sobrepeso?
Para el común de las personas, obesidad y sobrepeso son lo mismo, pero no es así. De hecho, desconocer la diferencia es parte del problema porque si se atendiera la enfermedad en la fase inicial, la del sobrepeso, sin duda serían menos las personas que sufrirán obesidad y todas sus terribles consecuencias. En el fondo, y esto es muy preocupante, es un tema de educación.

Según la OMS, sobrepeso y obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa en un nivel perjudicial para la salud. El Índice de Masa Corporal (IMC) es un indicador simple de la relación entre el peso y la talla que se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (Kg/m2). Determina el nivel de sobrepeso y obesidad.

En palabras simples, el sobrepeso es la elevación del peso corporal del individuo por encima de su peso normal en un 10-20 %. Respecto al IMC, que corresponde a la relación del peso expresado en kilos y el cuadrado de la altura expresada en metros, todas aquellas personas con un IMC entre 25 y 29,9 Kg/m2 tienen sobrepeso y están en riesgo de desarrollar obesidad.

Es decir, el sobrepeso es un paso anterior a la obesidad. Si bien ya representa una anomalía, significa que la salud de esa persona todavía no ha sufrido daños complejos. Este es el momento en el que hay que tomar correctivos, comenzar un tratamiento bajo supervisión médica y, lo más importante, cambiar los malos hábitos.

Por otra parte, La obesidad es una enfermedad crónica de alta prevalencia en la mayoría del mundo. Se caracteriza por un mayor contenido de grasa corporal, lo cual, dependiendo de su magnitud, determina riesgos de salud que limitan las expectativas y calidad de vida de las personas que la sufren. Si no se consigue detenerla, esta enfermedad llega a ser mortal.

Este padecimiento se origina debido al desequilibrio energético entre las calorías consumidas y gastadas, es decir, la persona consume más calorías de las que gasta. Exceso de calorías que proviene principalmente de la ingesta de alimentos y bebidas con alto contenido energético, ultraprocesados, al tiempo que no se realiza suficiente actividad física para compensar.

El sedentarismo, sumado a los patrones alimenticios poco saludables, a una cantidad insuficiente de sueño y altos niveles de estrés son factores que pueden incrementar el riesgo de desarrollar la obesidad. Es la razón por la cual personas que comen sano pueden llegar a sufrir sobrepeso, primero, y luego, obesidad, además, hay otros factores de riesgo.

¿Por ejemplo? Agentes del entorno pueden aumentar el riesgo, como relacionarse en un ambiente poco saludable o seguro, así como el fácil acceso a comidas con exceso de sustancias poco benéficas. El consumo de bebidas alcohólicas, el desorden en el horario de las comidas, tan comunes hoy, también son detonantes.

Ahora, la pregunta del millón: ¿se puede hacer algo contra el sobrepeso y la obesidad? La respuesta, clara y contundente, es SÍ (en mayúsculas). Desde 2020, la Federación Mundial de la Obesidad estableció el Día Mundial de la Obesidad, que se celebra el 4 de marzo. El tema de la campaña de este año es “Cambiar las perspectivas: Hablemos de obesidad”.

Las anteriores celebraciones animaron a la gente a reconocer las causas profundas de la obesidad, aumentar el conocimiento de la enfermedad y hacer frente al estigma del peso. Además, a destacar las voces de las personas con experiencias vividas y actuar para mejorar la comprensión, la prevención y el tratamiento de la obesidad en el mundo, y actuar pronto.

Actuar, ¿cómo?

1.- Lo principal, adquirir hábitos saludades desde la niñez.
2.- Educarse para distinguir los alimentos sanos de los que son perjudiciales.
3.- Adquirir el hábito de practicar deporte con regularidad y evitar el sedentarismo.
4.- Evitar el frecuente consumo de bebidas alcohólicas y de cigarrillo.
5.- Bajar los niveles de estrés y aumentar el tiempo del descanso de calidad.
6.- Evitar el consumo de productos ultraprocesados.
7.- Incrementar el consumo de agua, frutas, verduras y hortalizas. La adecuada hidratación contribuye a elevar la sensación de saciedad y ayuda a eliminar toxinas.
8.- Incluir en la dieta cereales integrales y frutos secos.
9.- Reducir tanto como sea posible el consumo de azúcar (en todas sus manifestaciones) y de grasas saturadas.
10.- Acudir al médico especializado para elaborar el plan de alimentación adecuado y tener control sobre los factores que originan el sobrepeso y la obesidad.

Esto, sin embargo, no es suficiente. Porque, dado que se trata de un problema global que ya se salió del control de las autoridades, se requieren acciones transversales eficaces, en especial en el campo de la educación y, sobre todo, de la legislación. Porque otro factor que facilita la obesidad es el bombardeo mediático al que nos someten las marcas de alimentos ultraprocesados.

¿Qué hacer, entonces?

Una excelente opción, que cada día más personas ponen en práctica, es comer en casa o, de otra forma, preparar en casa para comer afuera. Hoy, cuando el planeta intenta retomar la realidad tal y como la vivíamos antes de 2020, pero sin los afanes y la histeria de entonces, miles de personas disfrutan los beneficios de comer mejor. Es una elección de vida, sin duda.

¿Cómo lo hacen? Preparan la comida en casa, comida saludable, y la consumen en el lugar de su trabajo. Muchos de ellos cuentan con un aliado incondicional: los productos BENTGO, una marca de Santa Ana (California) que permite llevar comida a cualquier lugar. Sus loncheras fueron fabricadas con compartimentos que permiten llevar cualquier comida sin desperdiciar nada.

¿Algo más? Una de las estrategias efectivas para hacerle el quite al hambre emocional, ese que nos invita a comer a deshoras y, sobre todo, productos poco saludables, es estar hidratados. No con bebidas azucaradas, por supuesto, sino con agua, principalmente, o alguna infusión natural que puedas consumir en cualquier lugar, a cualquier hora. Sin remordimientos.

Lo importante es evitar las botellas plásticas de un solo uso, altamente contaminantes. Para cumplir con ese propósito, el mercado dispone de las botellas ecológicas de Bevu®, cuyas características las convierte en un producto único. Son 100 % libres de sustancias tóxicas (BPA) , ya que están fabricadas en acero inoxidable. Además, su superficie no es porosa y se mantiene libre de bacterias y virus.

Y hay más, que se puede hacer pronto:

1.- Se requiere una regulación de la publicidad, en especial la de los productos para niños, e incluir el etiquetado frontal
2.- Legislación que establezca impuestos a las bebidas azucaradas y ultraprocesados
3.- Hacer cambios en los ambientes alimentarios de las escuelas y colegios, evitar la exposición y la venta de productos no saludables
4.- Apertura de espacios adecuados para la práctica regular de actividades recreativas y deportivas por parte de los niños
5.- Nada de esto servirá, sin embargo, de no mediar dos acciones poderosas: la educación oportuna y, sobre todo, el ejemplo

La obesidad es un problema de peso del que ya no se puede hacer caso omiso. Más de mil millones de personas en el mundo, el 12,5 % de la población total del planeta, sufre esta enfermedad. Y las previsiones de las autoridades sanitarias son preocupantes, porque las medidas adoptadas en los últimos 45 años no produjeron los resultados esperados.

Y tú, que lees este artículo, ¿Son saludables tus hábitos de alimentación? ¿Practicas algún deporte con regularidad? ¿Descansas el tiempo necesario? ¿Consumes bebidas alcohólicas, cigarrillo o alguna otra sustancia sicoactiva? El Día Mundial de la Obesidad es una buena oportunidad para reflexionar y, lo importante, comenzar a actuar.

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