La cerveza no solo es la bebida más antigua de la humanidad y la más consumida en el planeta. También es fuente de grandes beneficios para la salud.
Eres un fanático del deporte al aire libre o en el gimnasio, ¿pero sufres por los dolores musculares después de cada sesión? Es una incómoda sensación que afecta, inclusive, a los deportistas más experimentados, pero para algunos es un problema sin solución. Y lo peor, ¿sabes qué es lo peor? Que muchos recurren a trucos riesgosos, a consejos que, al final, los lleva a exponer su salud.
Lo increíble del caso es que la solución está al alcance de tu mano y, quizás, ni te la imaginas. ¿Sabes cuál es? Después de tu agotadora rutina relájate y toma una cerveza fría. ¡Sí, la cerveza, aquella milenaria bebida tan injustamente cuestionada, es la solución ideal para calmar y/o evitar esos dolores musculares posejercicio. ¿Lo imaginabas? Una cerveza para disfrutar sin remordimientos.
Por su contenido en carbohidratos, minerales y vitaminas, la cerveza favorece el mantenimiento de niveles más altos de glucosa plasmática y ayuda a atenuar las respuestas hormonales al estrés. El dolor tras el ejercicio, por si no lo sabías, no es más que una manifestación de estrés muscular. Además, contribuye a reducir directa e indirectamente las perturbaciones en el sistema inmune.
El problema, ¿sabes cuál es el problema? Que históricamente hemos satanizado la cerveza. ¿Por qué? Porque siempre se la ha considerado dentro de la categoría alcohólica, aunque es de las bebidas que menos alcohol contiene (a excepción de algunos pocos tipos específicos). Así mismo, porque el consumo excesivo de cerveza puede provocar embriaguez y, a largo plazo, afecta tu salud.
Por otro lado, permanentemente somos bombardeados a través de los medios, los tradicionales y los digitales, que nos impulsan a consumir las llamadas bebidas hidratantes o energéticas. Que, por si no lo sabes, son adictivas y pueden provocar elevación de la presión arterial, arritmias cardiacas y, si existe un consumo excesivo, llegar a convulsiones, infartos y accidentes cerebrovasculares.
Sin embargo, para el caso que nos concierne, la sugerencia es consumir uno o, máximo, dos cervezas después de una exigente rutina de ejercicio (en la mayoría de las ocasiones, una es suficiente). Así lo estableció el estudio realizado por un catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada, en España), que muestra la cara amable del consumo de cerveza.
De acuerdo con la investigación, “el consumo moderado de cerveza tras realizar un esfuerzo físico, en condiciones de elevada temperatura ambiental y abundante transpiración, permite recuperar las pérdidas hídricas en la misma medida que el agua”. Ahora, no olvides que también hay una gran variedad de cervezas sin alcohol, así que este no es un motivo para desecharla.
La cerveza, por su composición (agua, cebada y lúpulo), por las propiedades de sus ingredientes, por sus características organolépticas y por su bajo contenido alcohólico (entre 4 y 5 grados), tomada en cantidades moderadas, puede ser beneficiosa y favorecedora de una rápida y efectiva rehidratación. La clave, por supuesto, radica en aquello de “cantidades moderadas” (una o dos).
Beneficios de la cerveza
De hecho, los jugadores de rugby han impuesto el hábito de consumir cerveza, principalmente las belgas o alemanas, luego de sus partidos. “Es el tercer tiempo”, dicen con humor. Para ayudar en la recuperación, la bebida que se consuma debe contener un 6-8 % de carbohidratos, un contenido moderado de sodio y una cierta cantidad de potasio, propiedades presentes en la cerveza.
La doctora María José Martínez-Patiño, doctora en Ciencias del Deporte por la Universidad de Vigo (España), y exatleta, asegura que “el consumo de bebidas fermentadas debe estar siempre unido a un conocimiento de lo que es adecuado y saludable para cada persona de forma concreta, y las investigaciones así lo ratifican”. Es decir, es posible que no sean convenientes para algunas personas.
Veamos algunos beneficios de la cerveza que quizás desconoces por aquello de la satanización (una suerte de bullying) a la que ha sido sometida esta bebida:
1.- Es nutritiva. Sí, definitivamente. Contiene diferentes sustancias nutritivas como las vitaminas del grupo B (en especial, ácido fólico) y un ligero porcentaje de carbohidratos (maltodextrina) y alcohol. Los minerales también están presentes, especialmente el magnesio y el calcio, aunque varían dependiendo del agua con la que se fabrica. Por último, aporta fibra y antioxidantes.
2.- Previene el infarto. Por supuesto, siempre y cuando el consumo sea moderado. Estudios han determinado que evita la oxidación de las células, aumenta la cantidad de colesterol HDL (bueno) y protege frente a lesiones miocárdicas agudas asociadas al infarto. Contrario a lo que nos dice la industria de bebidas energéticas, la cerveza se vincula con un menor riesgo de cardiopatías isquémicas.
3.- Endurece los huesos. Un mal que, a medida que pasan los años, nos genera distintos malestares. Ingredientes como el silicio, que promueve la densidad ósea y evita la pérdida del hueso, o los fitoestrógenos, asociados a la mejora de los síntomas de la menopausia y la prevención de la osteoporosis, están presentes en la cerveza. Menos fracturas y osteoporosis.
4.- Protege contra el Alzheimer. Junto con el café, los plátanos, el agua, las judías verdes y las espinacas, entre otros alimentos, la cerveza es una de las principales fuentes de silicio en la dieta. Este ingrediente está asociado con la protección de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, y ayuda a reducir el riesgo de desarrollo de patologías neurodegenerativas importantes.
5.- Previene la diabetes. De nuevo, si el consumo es moderado. Componentes de la cerveza como la fibra soluble, los compuestos polifenólicos, los minerales y la baja graduación alcohólica actúan sobre los mecanismos y procesos que desencadenan la diabetes y sus complicaciones. Así lo demuestras distintos estudios realizados en varios países durante la última década.
6.- No engorda. Históricamente, el consumo de cerveza se asoció al vientre prominente que, a su vez, es el origen de diversas patologías graves. Sin embargo, esta idea es errónea. La aportación calórica de la cerveza es baja: una botella de 200 ml equivale a 90 kcal. La obesidad es la consecuencia de alimentación desequilibrada, la falta de ejercicio y la información genética.
7.- Prolonga la vida. ¿Lo sabías? Ahora, entonces, si bebes con moderación, también puedes hacerlo sin sentimiento de culpa. La cerveza contiene más de 2.000 componentes con propiedades antioxidantes. Beber con moderación ayuda a proteger al organismo de la oxidación y el envejecimiento de las células. Esto previene y/o retrasa la aparición de algunas enfermedades degenerativas.
8.- Aliada de los riñones. Por su alto contenido de agua (al menos, el 96 %) y su efecto diurético (no te quejes si debes ir al baño con frecuencia), el consumo moderado de cerveza contribuye a reducir el riesgo de desarrollar los molestos y muy dolorosos cálculos renales. Además, su alto contenido de potasio facilita la eliminación de diferentes toxinas (es decir, limpia tu cuerpo).
9.- Combate el insomnio. Este efecto es más notorio en la cerveza sin alcohol. Está comprobado que ayuda a conciliar mejor el sueño y que este, además, sea placentero y profundo durante más tiempo, lo que se traduce en un mayor descanso. Diversos estudios han establecido que el lúpulo de la cerveza actúa como sedante y genera un estado de calma del sistema nervioso central.
10.- Buena durante el embarazo. Sí, pero con una condición: que sea cerveza sin alcohol. Esta bebida contribuye a la hidratación y aporta ácido fólico, una vitamina clave para el proceso de regeneración de las células y la activación del sistema nervioso. También reduce el estrés, tan común durante el embarazo y el posparto. Y, ¿lo sabías?, retrasa la aparición de la menopausia.
Ahora que sabes cuáles son algunos de los beneficios de beber cerveza, en especial si eres un deportista que se exige al máximo, no solo la puedes tomar con tranquilidad y sin remordimiento. También puedes disfrutar de los diferentes tipos de cerveza (hay decenas, una para cada paladar). Eso sí, ten en cuenta que la calidad de la experiencia está determinada por el vaso que utilices.
Estos son algunos de los tipos de cerveza más comunes en el mercado:
1.- Por su aspecto, determinado por el color del líquido (rubias, ámbar, negras, rojas…)
2.- Por sus ingredientes, que puede ser distinto a la cebada (avena, trigo, arroz, maíz)
3.- Por la fermentación, definidas como Lager (levadura de baja fermentación) y Ale (levadura alta)
4.- Cervezas Lager, claras, ligeras y con mucho gas. Bajo nivel de alcohol y refrescantes
5.- Cervezas Ale, espesas, con poco gas y con aromas y sabores variados
Y hay más, por cierto, pero esta son las más comunes. Basta que le preguntes Mr. Google y te sorprenderás por la amplia variedad de opciones. Por supuesto, la mayoría son locales o regionales y, por ende, no se consiguen en cualquier lugar. Y están las artesanales, que se elaboran a partir de ingredientes naturales, sin conservantes ni aditivos artificiales, muy populares en el último tiempo.
Entonces, por favor, no te equivoques: no cualquier vaso es el ideal para tu cerveza. La mayoría, en especial los que son de vidrio o los de plástico, no están en capacidad de mantener la temperatura de tu cerveza por más de unos pocos minutos. Después, el líquido se calienta y cambian el sabor y, por supuesto, la experiencia. Porque, seguro coincides, nada más desagradable que una cerveza al clima.
Moraleja
Si en tu hogar, oficina o casa de recreo tomas cerveza con frecuencia, necesitas los vasos correctos para disfrutar de la primera a la última gota. Y que la experiencia sea… ¡deliciosa! Te sugerimos usar nuestros vasos especialmente diseñados para garantizar que tu cerveza no perderá el sabor ni la temperatura. El vaso Bevu® Beer Tulip y la jarra Bevu® Stein Beer Mug son los accesorios ideales.
La cerveza es la bebida más antigua y también la más consumida en el mundo en sus múltiples manifestaciones. Es el acompañante ideal de la carne, el pollo, el pescado, el arroz, la pizza o tu comida preferida. En la mañana calurosa o en el atardecer fresco. Cuando estás solo o con tu familia y amigos. Elige la cerveza y la compañía de tu gusto y no olvides el vaso adecuado.