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La protección de los océanos, una cuestión de supervivencia

¿Qué pasaría si se acaba la vida en los océanos? La respuesta es sencilla y preocupante: se acabaría la vida en el planeta.

Desde finales de 2022, cuando fue lanzada ChatGPT, la poderosa herramienta de inteligencia artificial generativa, se prendieron las alarmas. ¿Por qué? Por las amenazas de esta tecnología sobre el ser humano y el peligro, inminente para algunos, de que provoque la extinción de la especie. La histeria colectiva y el ruido mediático escalaron muy alto en pocas semanas. 

La realidad, los temores de la extinción de la especie no son infundados. De hecho, la amenaza que se cierne sobre el planeta y todas las especies que lo habitan es real y, lo peor, ha sido provocada (creada) por el mismo hombre. ¿Sabes a qué nos referimos? A la contaminación de los mares y demás ecosistemas acuáticos, principalmente por los productos plásticos de un solo uso. 

Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) califica la actual contaminación del planeta causada por el plástico como una “crisis mundial”. Y en realidad lo es. Además, propone que se actúe rápidamente y de forma coordinada para atajar el problema, porque “es urgente reducir la producción mundial de plástico y de residuos plásticos en el medio ambiente”

El plástico es de hecho la fracción más grande, más dañina y más persistente de los desechos marinos, y representa al menos el 85 % del total de esos desperdicios. Los expertos también demuestran que esta contaminación es una amenaza creciente no ya solo para los ecosistemas acuáticos, sino para todos los ecosistemas. No es ficción, es la realidad a la que nos enfrentamos. 

Lo irónico, y lo ilógico, es que eso que llamamos “crecimiento económico” y “progreso” vienen de la mano de la contaminación. Hoy lo sabemos, hoy lo sufrimos. El plástico representa el 85 % de los residuos que llegan a los océanos y, para 2040, los volúmenes de este material que fluirán hacia el mar casi se triplicarán, con una cantidad anual de entre 23 y 37 millones de toneladas. 

Una terrible tragedia, sin duda. Como también es una tragedia que no se haga nada, o se haga tan poco, con tan pocos resultados efectivos, para frenar este fenómeno. Todas las especies marinas, desde el plancton y los moluscos, hasta las aves, las tortugas y los mamíferos, están expuestos de manera constante a riesgos de intoxicación, trastornos del comportamiento, inanición y asfixia.  

Lo peor, ¿sabes qué es lo peor? La contaminación también es una pesada carga para la economía mundial. Los costos de la contaminación por plásticos en el turismo, la pesca, la acuicultura y otras actividades, como las limpiezas, se estiman en entre 6.000 y 19.000 millones de dólares en 2018. Una inmensa fortuna que, ojalá, se destinara más bien a construir hospitales y atender a enfermos. 

La terrible conclusión es que el ser humano es el peor enemigo del ser humano, la mayor amenaza a la que se enfrentan el resto de especies y el planeta. Esa es la dura realidad. Más de la mitad de los plásticos que se encuentran flotando en algunos giros oceánicos se produjeron en la década de 1990 y antes. No es un problema nuevo y, lo más importante, exige medidas efectivas ¡ya! 

La magnitud del problema

1.- En los océanos, pronto habrá más plástico que peces. Se vierten ocho toneladas métricas de plásticos cada año, equivalente a 57.000 ballenas azules 

2.- Los derrames de petróleo son, apenas, una parte de problema: el problema es que el triple de petróleo llega a los océanos desde carreteras, ríos y desagües 

3.- Lo peor no son los plásticos que llegan a los océanos, sino que estos, por acción del sol y las olas, se rompe en pedazos pequeños, los llamados microplásticos 

4.- Los desechos vertidos al mar se transforman en grandes islas de basura que viajan por los océanos a la deriva. El Gran parche de basura del Pacífico representa dos veces el territorio del estado de Texas (EE. UU.) 

5.- Cada vez que usas la lavadora de ropa, más de 700.000 microfibras sintéticas son arrastradas a las vías fluviales. Estas fibras plastificadas no se descomponen y constituyen hasta el 85 por ciento de toda la basura de que encontramos en las playas 

6.- El 80 por ciento de la contaminación plástica proviene de solo 20 países, incluyendo los Estados Unidos. China e Indonesia, juntos, representan un tercio de la contaminación por plástico 

7.- El 70 por ciento de la basura oceánica se hunde en el lecho marino, lo que significa que es poco probable que podamos limpiarla: es daño, lamentablemente, es irreparable 

8.- Cada vez son más y más grandes las zonas hipóxicas (áreas con una concentración de oxígeno tan baja que la vida animal se asfixia y muere) en los océanos del mundo 

9.- La contaminación acústica generada por la navegación y la actividad militar puede causar daños celulares a una clase de invertebrados que incluye medusas y anémonas 

10.- El 80 % de los contaminantes presentes en el medio marino proceden de la tierra. No solo son plásticos, sino sustancias peligrosas como metales pesados tóxicos, hidrocarburos, compuestos orgánicos persistentes (plaguicidas y los productos químicos industriales), y sustancias radiactivas 

La cara positiva de la moneda

1.- Casi un 71 % de la superficie de la Tierra está cubierta por agua y los océanos representan el 96,5 por ciento de ese volumen 

2.- Toda esa agua está en continuo movimiento y se transforma de un estado a otro gracias al conocido como ‘ciclo del agua’, sin el cual no existiríamos 

3.- El volumen total de agua dulce en estado líquido disponible en ríos pantanos, aguas subterráneas y lagos es menos de un 1 % de toda el agua que existe en el planeta 

4.- Los océanos son la principal fuente de vida del planeta: el 90 por ciento de los seres vivos habitan allí, en las profundidades 

5.- Además, producen al menos 50 % del oxígeno del planeta y son la principal fuente de proteínas para más de mil millones de personas en todo el mundo 

6.- En su inmensidad, los océanos siguen siendo un gran misterio para el hombre: solo el 10 % ha sido explorado por el ser humano 

7.- Más de 3,5 millones de seres humanos dependen del océano como principal fuente de alimento. De ahí la urgencia de preservar su ecosistema 

8.- Más del 90 por ciento de las mercancías para el comercio entre países se transportan por mar. Por eso, su impacto en la economía mundial es cada vez mayor 

9.- El carbono es la base de toda la vida en la Tierra. La mayor parte del carbono se almacena en rocas y sedimentos; el resto se encuentra en océanos, la atmósfera y los organismos vivos 

10.- Los océanos absorben alrededor del 30 % del dióxido de carbono producido por la humanidad, lo que amortigua los impactos del calentamiento global. Por eso, el aumento de la temperatura global altera el comportamiento de los océanos y los ciclos de agua 

Desde 2009, el 8 de junio de cada año, por iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se celebra el Día Mundial de los Océanos. Una fecha que, cuando se estableció, tenía como meta crear conciencia y generar reflexiones acerca de la importancia de los océanos en la vida del planeta. Hoy, sin embargo, esa etapa quedó atrás y es hora de tomar acciones efectivas. 

El origen de IOCA Group, quizás lo sabes, está estrechamente ligado a los océanos. Nuestra CEO Ana María Carrasco fue una niña que nació con graves problemas respiratorios que pusieron en riesgo su vida. La única cura efectiva fue vivir cerca del mar, de ahí que la esencia de nuestro propósito sea hacer un aporte real, efectivo, en defensa del medioambiente, de los océanos. 

¿Qué acciones son urgentes? 

1.- Mejorar los sistemas de gestión de residuos y disponer de la infraestructura adecuada para recibir los residuos plásticos y garantizar que una proporción elevada pueda reutilizarse o reciclarse 

2.- Incrementar la circularidad promoviendo prácticas de consumo y producción más sostenibles en toda la cadena de valor del plástico 

3.- Implicar a los consumidores en la lucha contra la contaminación por plásticos para influir en el mercado e inspirar un cambio de comportamiento 

4.- Cerrar el grifo eliminando progresivamente los artículos de plástico innecesarios, evitables y más problemáticos y sustituyéndolos por materiales, productos y servicios alternativos 

5.- Evitar consecuencias futuras mediante un seguimiento eficaz para identificar las fuentes, las cantidades y el destino del plástico 

Desde tu casa, tu lugar de trabajo y en compañía de tu familia, tú también puedes aportar, así: 

1.- Utiliza menos productos de plástico en casa: sustituye las botellas plásticas por botellas reutilizables (te recomendamos nuestras Bevu®),  

2.- Haz compras sostenibles de productos de mar. Asegúrate de que sean productos marinos certificados con prácticas sostenibles 

3.- Usa productos biodegradables en las playas, incluidos los bloqueadores y bronceadores que no contaminan cuando te metes al mar a nadar 

4.- No tires basura (plástico o cualquier otra) en las playas. No solo demostrarás tu sensibilidad y educación, sino que contribuirás a disminuir la contaminación 

5.- Si practicas algún deporte en el mar o un río, no tires nada al agua. Aprende a convivir de manera respetuosa y armónica con el medioambiente 

6.- No compres productos que afecten la vida marina, como joyería de coral o conchas y cualquier tipo de accesorio fabricado a partir de las tortugas de carey o aletas de tiburón 

7.- Recude las emisiones de CO2 y el consumo de energía eléctrica generada a partir del agua. Camina en vez de usar el auto, utiliza bombillas de luz fluorescente 

8.- Apoya a alguna organización local que trabaje en favor de los océanos. Y tu aporte no tiene que ser exclusivamente el dinero: ayuda en la limpieza de playas u otras acciones 

9.- Elimina definitivamente de tus hábitos y alimentación las bebidas embotelladas, en especial, de agua. Una pequeña contribución que produce grandes transformaciones 

10.- Reduce el uso de plásticos, de todo tipo, y recicla adecuadamente. Si definitivamente no puedes eliminar los plásticos, reutilízalos tantas veces como sea posible 

Cerca del 28 % de la población mundial (unos 3.450 millones de personas) vive en regiones costeras y más de dos mil millones directa o indirectamente de los ecosistemas marinos. La protección de los océanos, entonces, no da espera. Y, sobre todo, requiere la participación activa y efectiva de todos y cada uno de los seres que habitamos el planeta. Es cuestión de supervivencia… 

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