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Cómo motivar a tu equipo de trabajo

Capital humano: la inversión más segura y rentable

Nos enfocamos en los resultados, pero no sabemos cómo producir esos resultados. Es una paradoja del ser humano, en cualquier ámbito de la vida, pero en especial en el laboral. ¿Por qué sucede esto? Porque tendemos a dejarnos llevar por la corriente, esperamos que la vida, en su libre albedrío, nos lleve de la mano a conseguir todo aquello que anhelamos.

Sin embargo, no sucede así. Casi nunca sucede así. Un día, después de mucho tiempo de dejarnos arrastrar, nos damos cuenta de que estamos lejos de donde queríamos estar. Y, a lo mejor, estamos en un lugar donde no queríamos estar. Y nos gustaría retroceder el tiempo y corregir los errores que cometimos, pero sabemos que eso no es posible y lo lamentamos.

Tristemente, esta es una situación que no solo nos sucede a los individuos, sino también a las empresas, a las organizaciones de cualquier tamaño. Vivimos más de ilusiones que de realizaciones y, por eso, quedamos frustrados por lo que recibimos. En otras palabras, queremos ir del punto A al punto B en un solo paso, tratando de eludir el inevitable proceso.

El mundo empresarial es algo muy parecido a una jungla: hay fieras de diversas especies, depredadores al acecho de potenciales víctimas. Más en estos tiempos de cambios constantes, de crisis, en los que solo unos pocos están capacitados para superar las dificultades y seguir adelante. Las empresas y sus empleados requieren aportar un plus para no desaparecer.

Una de las ideas que ha hecho carrera en los últimos años es aquella según la cual el corazón de la era digital, de la revolución tecnología, son las poderosas herramientas que existen. La verdad es que son muy importantes, nos han cambiado la vida y muchos de nuestros hábitos, pero no son el corazón, no son el factor diferencial. Son, tan solo, un componente crucial.

Lo que hace diferentes a las organizaciones, a las empresas; lo que las hace exitosas, no es la tecnología, no es el producto o servicio que le ofrecen al mercado. Entonces, ¿qué es? Su gente, las personas que componen esas organizaciones, esas empresas. Son ellas las que escriben esas historias de éxito o fracaso, las que en verdad pueden marcar la diferencia.

Esta es una realidad cada vez más palpable. Sin embargo, del dicho al hecho hay un gran trecho. ¿Eso qué significa? Que las empresas y las organizaciones siguen empeñadas en invertir en tecnología y se olvidan de lo más importante: su gente. A la postre, cuando los resultados no se dan, cuando la competencia las rebasa, no entiende qué fue lo que ocurrió.

Parece una paradoja, pero no lo es: el activo más valioso de una empresa, dentro o fuera de internet, sin importar a qué se dedica, si vende un producto o un servicio, es su gente. Cada dólar que inviertes en tecnología será un desperdicio si no hay una correlación con tu gente, es decir, si no inviertes también en tus empleados, en su conocimiento, en su preparación.

En plena era digital, los consumidores quieren aprovechar las ventajas que les brinda la tecnología. Sin embargo, hay una condición: que la relación de intercambio de beneficios sea entre humanos, no de humanos con máquinas. Detrás de cada profesional, de cada empleado, hay un ser humano: pule el humano y lograrás una excelente ejecución profesional.

Invertir en la gente, en el capital humano, en el potencial de las personas, es, según el Banco Mundial, “la inversión a largo plazo más rentable para los países y las empresas. Se reflejará en una mejor calidad de vida, en prosperidad, en mayor producción, en mejores resultados”. La prioridad es preparar a la fuerza de trabajo para que responda a las exigencias actuales.

El presente (no hay que esperar al futuro) nos impone retos apasionantes. No solo hay que desaprender y volver a aprender, desarrollar nuevas habilidades y saber adaptarnos a las condiciones cambiantes del mercado, sino también responder con prestancia a los desafíos que nos imponen los nuevos consumidores. Desafíos que requieren respuesta inmediata.

En IOCA Group estamos convencidos del potencial de la gente, de nuestra gente, y por eso invertimos en ella. Nos preocupamos por brindar un ambiente agradable y constructivo, por ofrecer salarios competitivos y, en especial, por ofrecer oportunidades de desarrollo. Tanto en lo profesional como en lo personal: sabemos que no hay disyuntiva, sino complementariedad.

La crisis provocada por la pandemia nos cogió mal parados. Los buenos resultados que obteníamos en la operación offline nos impidieron reconocer la necesidad de ingresar al increíble universo online. Recibimos un golpe duro, muy duro, del cual solo fue posible levantarnos gracias nuestro mejor activo: nuestra gente, nuestros empleados y clientes.

Sabemos que, antes que trabajadores, las personas que colaboran con nosotros son valiosos seres humanos que nos ayudan a construir este sueño. Somos conscientes, así mismo, de que el único camino viable para cumplir nuestro propósito es apoyar a nuestro capital humano, que es el factor que nos hace diferentes, y mejores, que otras opciones del mercado.

En el competitivo y cambiante mundo laboral actual no basta con contratar buenos prospectos. El éxito organizacional está determinado, fundamentalmente, por la calidad de las personas que la integran. Por su compromiso, su alineación con los valores y principios de la empresa, por su capacidad de adaptación, por su mentalidad abierta a los cambios.

En IOCA Group, para responder a los desafíos que nos impone el mercado, hemos hecho importantes inversiones en logística, en canales digitales. Pero, sobre todo, en el activo más valioso: la gente. Lo ocurrido en los últimos meses nos enseñó que cualquier inversión en tecnología es insuficiente si no va de la mano con una inversión en desarrollo humano.

Estos son los cinco frentes principales en los que enfocamos nuestra inversión:

1.- Personal.
No solo queremos trabajar con los mejores, sino que somos conscientes de que, mientras son parte de nuestra organización, es nuestro deber y responsabilidad ofrecerles oportunidades de crecimiento profesional y personal. Que estén motivados, que vean opciones para ser mejores, que quieran crecer a la par de la organización, que tengan un real sentido de pertenencia.

2.- Educación.
Los mejores profesionales, los más codiciados del mercado, son aquellos que aprenden constantemente. No solo de su área de conocimiento específica, sino también de otras y nuevas habilidades complementarias que les sirven para potenciar sus dones y talentos. Promoverla educación es una inversión que, en el futuro, ofrecerá un ROI invaluable.

3.- Tiempo.
El aprendizaje, el mejoramiento del ser humano tanto en lo profesional como en lo personal, no se da de un día para otro: es un proceso. Y como tal exige tiempo, paciencia, un método. Para cosechar, primero hay que sembrar y cuidar. Este concepto nos ofrece otra mirada: hay garantizar tiempo de calidad fuera de la actividad laboral, que vivan y disfruten de la vida.

4.- Capacitación.
La mayoría de las empresas que sufren problemas de servicio al cliente o porque los empleados no están motivados son aquellas que no invierten en capacitación. Un empleado entrenado, motivado y valorado está dispuesto a dar más, es comprometido y proactivo. Capacita no solo en habilidades relacionadas con su labor, sino también en habilidades blandas.

 5.- Dinero.
Las empresas que no están dispuestas a invertir en el capital humano están condenadas a estancarse, a desaparecer del radar del mercado. Hoy, uno de los rubros indispensables del presupuesto anual es el dinero que se invertirá en la capacitación de las personas de la organización, en proyectos que les permitan crecer. Recuerda: cosechas lo que siembras.

 En IOCA Group estamos orgullosos de nuestro capital humano. Las personas que componen nuestra organización fueron vitales para superar este trance y seguir adelante. Y son vitales para este futuro a corto plazo, con desafíos apasionantes, con retos importantes. Creemos que es la mejor estrategia para enfrentarnos a un mercado que elige solamente a los mejores.

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