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Educación y ejemplo, la fórmula de la Fundación Vida Azul

Educación y ejemplo, la fórmula de la Fundación Vida Azul

“No hay mal que por bien no venga” es un refrán popular en Latinoamérica. Significa que a veces, muchas veces, una situación que a primera vista es negativa puede transformarse en algo positivo, en un aprendizaje valioso. Así fue, precisamente, como surgió la idea de crear la Fundación Vida Azul, en República Dominicana, después de una experiencia desagradable.

“En el año 2007, una turista norteamericana solicitó recomendaciones para bucear en el norte de la República Dominicana. Uno de nosotros le respondió y le hizo recomendaciones de qué lugares podía visitar. Luego de una semana buceando, la turista hizo una publicación a modo de recuento de su viaje en el internet”. Este fue el momento en el que la historia cambió de rumbo.

“Decía que las playas dominicanas eran sucias, que los corales estaban muertos, que la vida marina era inexistente y que si eras un buzo respetable el último lugar que se te podría ocurrir de bucear en el Caribe sería República Dominicana. Como suele ocurrir en estos tiempos de redes sociales, la publicación se hizo viral en poco tiempo, una terrible bomba de tiempo.

“Esto, en vez de provocar una molestia, nos generó el deseo de realizar un gran cambio en nosotros y decidimos tomar acción. Ese día nació la Fundación Vida Azul”. República Dominicana es un país en el que el motor de la economía y del empleo es el turismo, de ahí que un concepto negativo que se haga viral es algo que no se puede tomar a la ligera.

“Nadie puede hacerlo todo, pero todos podemos hacer algo”. Guiados por esta premisa, un grupo de amigos buzos entendieron que era el momento para tomar acción y cambiar esa realidad que la turista estadounidense denunció. “Hoy, la Fundación Vida Azul es un impactante movimiento de protección ambiental” que ha conseguido inspirar a miles.

La Fundación Vida Azul se ha apalancado en las dos más poderosas estrategias: el ejemplo y la educación. A través de ellas, no solo han inspirado a otros en su país, sino que también lograron llamar la atención de terceros que se unieron a su causa. Así ocurrió tanto el 21 de septiembre como el 29 de octubre de 2021, días en los que se realizaron actividades de impacto.

La primera, con ocasión del Día Internacional de la Limpieza de Costas, una jornada durante la cual concentraron sus esfuerzos en las playas Gringo, de Haina, y en Playa Fuerte San Gil, en Santo Domingo. Con la participación de cientos de voluntarios, estudiante de colegios, miembros de juntas de vecinos, líderes ambientalistas y ciudadanos recogieron 22.000 libras de basura.

Cinco semanas más tarde, con el respaldo de las famosos youtubers Mr. Beast y Mark Rober se emprendió la campaña global más ambiciosa de la historia de República Dominicana. Con el aval de Ocean Conservancy, entidad dedicada a luchar por unos océanos más saludables y por las playas limpias, se dio comienzo a una inédita Jornada Mundial de Limpieza de Playas.

El objetivo de aquella jornada era retirar de los océanos 30 millones de libras de basura. ¡Sí, 30 millones de libras o 13.608 toneladas! Se recogieron más de 60.000 libras de basura durante cuatro días de trabajo y todo el material recogido que podía ser reciclado fue reciclado. Es increíble el impacto positivo que se puede generar cuando se unen los esfuerzos adecuados.

Esto, en vez de provocar una molestia, nos generó el deseo de realizar un gran cambio en nosotros y decidimos tomar acción. Ese día nació la Fundación Vida Azul

“Enfatizamos la transparencia en todas las actividades que realizamos. Establecemos metas audaces y seguimos una estrategia clara que busca mover a la gente, que quiere ayudar y no sabe cómo hacerlo. Estamos en constante crecimiento y adaptación a los cambios de la sociedad y permanentemente invitamos a más personas a conocer sobre cómo puede generar un impacto”.

Algo muy destacado del esfuerzo realizado por la Fundación Vida Azul es que, a la par de las actividades que se llevan a cabo en el terreno, en las playas y el mar, se ejecutan otras cuyo fin es garantizar la sostenibilidad de las acciones. Tristemente, muchas buenas iniciativas que comenzaron con fuerza se diluyeron con el tiempo y perdieron impacto o desaparecieron.

Para que esto no suceda, la Fundación Vida Azul se concentra en dos tareas fundamentales. La primera, la educación: ha formado a más de 35.000 niños de colegios con el programa ‘Más agua, más vida’. Lo que en un comienzo estaba enfocado en el cuidado del agua, evolucionó y ahora apunta su efecto en la educación relacionada con el reciclaje de productos de plástico.

La segunda, el voluntariado. Nada sería posible sin el concurso de ciudadanos que tomaron conciencia de su rol en este planeta, de su responsabilidad, y entraron en acción. Desde 2008, cuando se realizó la primera actividad con la participación de terceros, se movilizaron más de 200.000 voluntarios, héroes anónimos que retiraron toneladas de basura de las playas dominicanas.

“Nadie puede hacerlo todo, pero todos podemos hacer algo”. No es una tarea fácil aquella de defender el medioambiente, de cuidar el mar y su entorno. Es demasiado grande el daño acumulado, pero eso de ninguna manera significa que la batalla está perdida. Lo importante es que todos, que cada persona, entendamos que tenemos una responsabilidad, que podemos hacer algo.

Un algo que, como lo han demostrado las acciones de la Fundación Vida Azul, puede producir un impacto positivo en el ecosistema a través de herramientas poderosas como la educación y el ejemplo. Esperar que sean las autoridades, los gobernantes, las que tomen medidas es firmar la sentencia de muerte lenta del mar, del ecosistema. Y eso ¡no lo podemos permitir!

Soñamos con un día en el que ya no sea necesario limpiar más playas en República Dominicana o cualquier otro lugar. No solo porque están limpias, sino porque a través de la educación los seres humanos cambiamos los hábitos y dejamos de contaminar”. Para que ese sueño se pueda cumplir, por supuesto, es preciso que haya más voluntarios en acción en todo el mundo.

La única razón por la cual males como la contaminación y el deterioro del medioambiente llegaron al estado actuar es porque quienes podíamos impedir su avance no tomamos acción. Por fortuna, la labor de la Fundación Vida Azul nos enseña que nunca es tarde para empezar, que juntos somos muy poderosos y, en especial, que la educación y el ejemplo son fuerzas invencibles.

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