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La historia de Lucy Chemier

Pasión, fotografía, devoción, alegría, adrenalina, velocidad, competencia, riesgo, aromas, comida, naturaleza… Estas son palabras que sirven para describir a Lucy Chemier, una joven de origen francés radicada en Panamá, viajera por convicción y un espíritu inquieto, curioso. Es un modelo de la juventud pujante que no se conforma y vive en función de cumplir sus sueños.

¿Cómo lo hace? La premisa es simple, pero ponerla en práctica de modo consistente es algo complejo: “¡Haz lo que te hace feliz!”. Todos, absolutamente todos, deseamos que aquello a lo que nos dedicamos nos haga felices, pero casi nunca lo logramos. Por eso, el ejemplo de Lucy tiene tanto valor: sirve para inspirar a otros jóvenes o a personas que buscan su propósito.

Desde muy pequeña, Lucy descubrió que le encantaba documentar lo que hacía y guardar los recuerdos fotográficos. Por fortuna, contó con el mejor apoyo posible, el de sus padres, que le dieron todo lo necesario para desarrollar sus habilidades y cultivar sus talentos. “Ellos me han apoyado muchísimo para hacer lo que realmente me gusta”, dice con gratitud y orgullo.

“Gracias a ellos, estudié artes culinarias, una de mis pasiones. Así mismo, siempre estuvieron presentes dándome aliento en las competencias de longboard (tabla larga). Cuando me di cuenta de que me gustaba la fotografía, me regalaron mi primera cámara y, por si esto fuera poco, desde pequeña me dieron el gusto de los viajes, que es algo que me encanta”, explica.

Viajar por el mundo es una de las formas más impactantes de disfrutar la vida, de disfrutar lo que nos ofrece la vida, y Lucy ha tenido el privilegio de hacerlo sin restricciones. “Descubrir lugares nuevos en mi país, lugares que jamás había soñado conocer, lugares mágicos, es una alegría indescriptible”, asegura. Comer, cocinar y reír son otras actividades que la apasionan.

En sus redes sociales, de hecho, publica frecuentemente videos de paradisíacos lugares, en especial de Panamá, y también de deliciosos platillos que ella prepara. Son testimonios que reflejan cuánto disfruta lo que hace en compañía de sus amigos y familiares un modelo que nos sirve para aprender que la vida es un ratico y que hay que gozar cada momento.

“Quiero que me recuerden como alguien que fue feliz, que vivió bajo sus propios términos y que disfrutó al máximo todas y cada una de las oportunidades que la vida puso en su camino”, dice Lucy. Ella transmite energía, positivismo, pasión y alegría, una poderosa mezcla que está al alcance de todos, de cualquiera. Moraleja: la felicidad está en ti, y se multiplica al compartirla.

Ser embajadora de IOCA: “Es fantástico ser parte de esta gran familia en la que cada uno es diferente, cada uno hace algo que ama, pero que al final todos compartimos algo en común”.

Algo que pocos saben de mí: “¡Buena pregunta! Estudié música durante años. Aprendí a tocar violín y clarinete Nadie o casi nadie sabe esto de mí”.

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